Nuestros deseos se cumplieron y el pasado 23 de Abril, día del Libro, pudimos irnos al Embalse de Proserpina (Mérida). Lucía un sol espléndido que nos aseguraba buen día, después de días nublados y lluviosos.
Salimos a las 10:15h de la mañana rumbo a las cercanías de la presa romana del embalse de Proserpina, para disfrutar de la naturaleza y practicar actividades
como rocódromo, tirolina, tiro con arco, futbolín humano, badminton,
gymkana de orientación, pin-pon... y algunas más que nos dejamos en el
tintero.
Disfrutamos en horario de mañana, de cada una de las actividades, contando en todo momento con tres monitores que nos orientaban sobre los juegos y las medidas de seguridad.
Con tantas actividades deportivas, glucosa necesitábamos, por lo que descansamos en un merendero con unas mesas y bancos de piedras que invitaba a comer el bocata y beber agua fresquita, porque la mañana fue bastante calurosa y activa.
Después
de reposar un ratito, caminamos hasta el embalse pudiendo disfrutar de
unas impresionantes vistas de la presa romana y del paisaje que lo
envuelve.
Nos
acercamos al agua, nos mojamos, reímos, nos refrescamos, ya que pudimos
disfrutar de una temperatura inigualable, algunos tomamos helados, otros
granizada y tras descansar un ratito fuimos a visitar el Centro de
Interpretación del Agua, que se encuentra cerquísima de la zona.
Un
guía nos fue enseñando y contando la historia del embalse y pudimos
hacer un recorrido por el museo y aunque no pudimos disfrutar de todas
sus potencialidades nos llamó bastante la atención su estructura,
organización y construcción.
Finalmente, agotados y contentos por el día que pasamos juntos, subimos al autobús y regreso a casa.
¡Pasamos un día genial!
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